3 de enero de 2018

¿Podemos tragarnos nuestra propia lengua?


Gracias al frenillo de la lengua, que une el suelo de la boca con la parte inferior de la lengua, físicamente no podemos tragarnos la lengua o ahogarnos con ella si se introduce en nuestra garganta.

Es un mito muy extendido que si alguien sufre un ataque epiléptico debemos introducirle en la boca un objeto como una cuchara para que no se ahogue con su propia lengua. No obstante, lo único que conseguiremos haciendo esto es que nos muerdan con fuerza por la mioclonía o contracción de los músculos, o incluso romperle algún diente a la persona.


"¿Podemos tragarnos nuestra propia lengua?" fue publicado originalmente en la Revista Intersanitaria Nacional Salus.

27 de diciembre de 2017

Estornudar, ¿una actividad de riesgo?


Desde hernias de disco hasta perforaciones de tímpano, pasando por costillas rotas, estornudar tiene bastantes repercusiones. Por no hablar de la dispersión a unos 56 km/h de saliva, flema y microbios hasta una distancia de unos 5 metros.

Sin embargo, aguantar un estornudo también puede tener consecuencias para la salud. Por ejemplo, aguantar un estornudo muy violento puede provocar rotura de capilares en los ojos, dando un toque rojo muy llamativo a la esclera. También puede causar daños en el diafragma o en las trompas de eustaquio por un aumento de presión, lo que puede tener repercusiones mayores a nivel de pérdida de oído.

Aunque las probabilidades de que un individuo sano sufra alguna de estas consecuencias negativas son muy bajas, seguro que ya no vuelves a pensar en los aparentemente inocentes estornudos de la misma forma.


"Estornudar, ¿una actividad de riesgo?" fue publicado originalmente en la Revista Intersanitaria Nacional Salus.

20 de diciembre de 2017

¿Quemas siempre las mismas calorías cuando andas?


Aunque la respuesta parece obvia, hay muchos factores que valorar a la hora de calcular el gasto calórico. Por ejemplo, aplicaciones del móvil como Google Fit tienen en cuenta tu peso, altura, sexo y edad para calcular tu metabolismo basal. Esto lo hacen de forma análoga a la ecuación de Harris-Benedict, fórmula por antonomasia en Nutrición. A partir de este valor y mediante el GPS del móvil, calcula aproximadamente las calorías que quemas en una determinada actividad según el tiempo que le dediques.

Pero lo que no tiene en cuenta esta aplicación es otros factores más elaborados como la dirección del viento cuando corres, caminas o patinas. Tampoco tiene en consideración ni permite ajustar el peso que puedas estar cargando en ese momento como una mochila o el equipamiento deportivo.
Algunas fuentes aseguran que caminando contra el viento o cargando un bulto se pueden quemar hasta 50 kcal más que sin resistencia cada hora, pero dependería del peso de cada persona y de la intensidad de la actividad.

"¿Quemas siempre las mismas calorías cuando andas?" fue publicado originalmente en la Revista Intersanitaria Nacional Salus.

13 de diciembre de 2017

¿Cuál es la fruta más peligrosa del mundo?

Algunos alimentos naturales pueden tener más peligro incluso que los procesados. En la época de la quimiofobia, a veces olvidamos que la naturaleza tiene sus propios mecanismos de defensa, como por ejemplo los frutos venenosos.


Es el caso de la pera roja o árbol de seso (Blighia sapida), que crece habitualmente en la zona de África Occidental. El fruto no maduro de esta planta contiene hipoglicina A y B, unos compuestos tóxicos que, tras ser metabolizados, producen inhibición enzimática en la degradación del acil coenzima A por unión irreversible a la coenzima A y transferasas de la carnitina. En consecuencia, la beta oxidación también se inhibe, se reduce el aporte de ATP, NADH y acetil CoA, y se produce hipoglucemia con mareos y vómitos severos. Esta condición se conoce como “Enfermedad Jamaicana del vómito”.


Fuente:
Goldson, A. (2009). The ackee fruit (Blighia sapida) and its associated toxic effects. The Science Creative Quarterly.

Imagen: Edición propia.



"¿Cuál es la fruta más peligrosa del mundo?" fue publicado originalmente en la Revista Intersanitaria Nacional Salus.